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A vuelapluma

 

"Ahora pelea usted en un mundo donde no hay nadie que se moleste en esconder su crueldad bajo el manto de la retórica humanitaria"

"El que es misericordioso con los hombres crueles, acaba siendo cruel con los misericordiosos".

En esas tardes grises de primavera, mi mente se evade a ese lugar cercano pero ausente, paralelo a las vías del tren, en el que crujen los árboles misteriosamente mientras esperan la noche que cae irremediablemente sobre un suelo mojado e inmaculado, limpio de las pisadas de una humanidad confinada en el secreto de sus moradas. Allí husmea...

(Un mirador en un lugar indeterminado del mundo. No se veía desde allí ni la Estatua de la Libertad ni la Torre Eiffel. Paul Auster y Michel Houllebecq han quedado para reunirse y contemplar el atardecer. El mundo se debate en guerras, procesos electorales, terremotos y alguna que otra tormenta tropical en algún punto del planeta. En ese instante...

La tarde había traído la misma capa anodina de la realidad cotidiana. Llovía. Tal vez no pasara de ser una sutil llovizna, pero oscurecía los cristales de los viejos edificios de la factoría en la que Esteban trabajaba. Un manto de rocío empapó la calle y los habitantes de aquella sombría ciudad abrían sus paraguas y se protegían como si...

(Una librería cualquiera en un barrio tranquilo de clase media. Jueves por la tarde. A través de los cristales se observa la tímida lluvia del otoño. Los reflejos de los faros de los automóviles impactan sobre un par de títulos que permanecen inmóviles en el escaparate. Se traspasa negocio. No son buenos tiempos para la lectura. Tal vez nunca...

En medio de aquella quietud, Andrés Prieto no hizo otra cosa que mirar a su alrededor y asegurarse de que no quedaba nadie en la sala. Fernando Pallín había interpretado sus últimas notas al piano. El mes de diciembre en La Habana se presentaba con una humedad que rondaba el noventa por ciento, el sudor resbalaba por la frente de...

Émilie acaba de fallecer de tifus; los niños están aquejados de fiebres muy altas. Un mando del ejército nos obliga a salir del campo. Están desalojando. Los aviones aliados no paran de rugir por el cielo de Baviera. Salvo los motores y el silbar de los proyectiles, impera el silencio. El camino ha sido demasiado largo desde que tía Émilie...

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