Aniversario de Auschwitz
El próximo 27 de enero se recuerda -como cada año- la liberación del campo de concentración de Auschwitz por las tropas soviéticas. Por cierto, aconsejo alguna lectura de Primo Levi, Elie Wiesel o los centenares de testimonios que existen de unos años de penumbra e infierno. Aquella fría jornada de 1945, los rusos avanzaban en medio del frío y la nieve y descubrieron horrorizados todo cuanto la maquinaria nazi había producido en todos aquellos años de noche y barbarie. Aunque se habla de estremecedoras cifras, es incalculable el daño que el régimen de Hitler hizo en aquel paraje de la Polonia ocupada; un lugar al que llegaban trenes desde muchos destinos de Europa. Recuerdo un testimonio de un viejo sefardí de Salónica cuando contaba que toda su familia murió aniquilada en el campo del horror y cómo vio una población de más de 50.000 judíos de aquella ciudad griega subir a los trenes que durante semanas trasladaron a toda la población hebrea a las cámaras de gas del vecino Birkenau, como también ocurriera con los más de 400.000 judíos húngaros que fueron conducidos como corderos al matadero por un régimen surgido de la sinrazón y de una época en la que lo más conveniente era mirar para otro lado. Culpables, cómplices... y el silencio de muchos hizo el resto. Judíos y gitanos fueron las víctimas más numerosas. Por eso cada año el Senado de España -como otras muchas instituciones mundiales- conmemora con estos dos pueblos aquella negra mancha en los anales de la historia. Nada similar se recordaba en la culta e industrializada Europa y nada hacía presagiar una tragedia de tales magnitudes.
Los interesados pueden visitar la exposición "Auschwitz" en Madrid, que aún mantiene las puertas abiertas, muy cerca de la plaza de Castilla.