El incidente de Gleiwitz y las mentiras históricas

16.06.2019


   Juan A. Flores Romero

   Estoy leyendo un libro titulado "los judíos, Pío XII y la Leyenda negra" de Antonio Gaspari. En sus páginas estoy descubriendo todo aquello que muchos miembros de una iglesia silenciosa hizo por salvar a miles de judíos de las garras del terror nazi, especialmente en el norte de Italia. Conventos, templos, residencias de la iglesia,... fueron el hogar improvisado de una avalancha de personas que querían simplemente seguir viviendo. Pío XII, en cambio, fue acusado por revisionistas históricos de haber bendecido el terror hitleriano o, al menos, de haber sido demasiado suave. Tal vez ese revisionismo habría que aplicarlo a toda la historia en su globalidad. En un 1939, en que tan solo la Santa Sede fue capaz de condenar las políticas nazis -ni siquiera aquellas potencias que las sufrieron- las tropas de Hitler idearon una estratagema para iniciar "con ciertos aires de legalidad" la invasión de Polonia. Aquel incidente de Gleiwitz o Gliwice tuvo lugar un día antes de la invasión del 1 de septiembre de 1939 contra una estación radiofónica filogermana por parte de soldados alemanes vestidos como soldados polacos. Estas operaciones especiales fueron ideadas por Himmler y Heydrich para culpar a los polacos de sabotaje y tener la justificación perfecta para invadir el país polaco. ¿Qué ocurrió en 1898 con el acorazado Maine en un puerto de Cuba dando origen a la guerra que puso fin a la hegemonía española en la isla caribeña? ¿Qué pasó realmente en Pearl Harbour? ¿Y en el Irak de Sadam Hussein atestado de bombas de destrucción masiva?

Algunos tildaron el incidente de Gleiwitz como Operación Himmler, quien dirigió este sabotaje utilizando, como ya comenté, soldados germanos con uniforme polaco que asaltaron esta emisora fronteriza con el fin de animar a la población y al ejército polacos a alzarse contra Adolf Hitler. En esta pantomima en la que hubo víctimas mortales utilizaron como falsos soldados a varios presos del campo de Dachau que acompañaban a verdaderos soldados alemanes. Hitler pretendía utilizar este incidente para tener la justificación perfecta para invadir Polonia como así lo hizo unas horas después con la pasividad de gran parte del mundo. Hoy sabemos que aquella invasión estuvo perfectamente diseñada durante meses antes de producirse; no obstante, algunos alemanes tras la derrota de Hitler en 1945 aún seguían pensando que fue aquel sabotaje "supuestamente polaco" el que justificó la invasión. En realidad, los nazis estaban esperando la mínima oportunidad para hacerse con el país como parte de su "lebensraum" o espacio vital, un concepto muy madurado por el III Reich y que incluía, además de Polonia, los vastos campos de cereal de Ucrania y otras amplias regiones hasta los campos petrolíferos de Oriente Medio.

En este mundo de "fakes" cabe preguntarse, ¿cuántos incidentes han sido meros montajes para iniciar un conflicto por espúreos intereses? ¿Tiene la guerra las mínimas normas de honestidad? ¿Es el engaño la misma razón de ser de la guerra? Aún nos quedarán por ver muchos incidentes como el de Gleiwitz en un mundo marcado por el control geoestratégico y energético.


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