La defenestración de Praga y la Guerra de los Treinta Años (1618-1648)
Juan A. Flores Romero
Como historiador, no me gustaría dejar pasar este año 2018 sin recordar el IV centenario del conflicto que marcó los destinos de las naciones europeas en el siglo XVII: la Guerra de los Treinta años, una contienda que enfrentó a católicos y protestantes en todo el continente y que dejó una secuela duradera a lo largo de décadas. La mortalidad fue brutal debido a los combates, las hambrunas y los episodios de peste. Todo comenzó con la quema de una iglesia protestante por parte de los católicos de Praga y con la posterior "defenestración de Praga". Dos funcionarios al servicio del emperador católico (Bohemia estaba dividida entre facciones de católicos y protestantes) fueron arrojados por una ventana del castillo de la ciudad por una turba encolerizada de protestantes. Parece ser que un montículo de haces de animales amortiguó el golpe y no murieron, pero eso sirvió para encender la mecha de todo un continente pues las represalias por este acto fueron brutales y parte de Europa toma partido en el conflicto: estaba en juego la libertad religiosa, los intereses económicos y la seguridad de las fronteras.
Si bien los comienzos podrían ser de tipo religioso, se mezclaron otros intereses más prosaicos, incluido el control de las colonias de Ultramar. No olvidemos que asistimos a una época en la que las potencias navales (España, Inglaterra, Portugal, Francia, Holanda,...) rivalizaban por el control de mares y puertos con el objetivo de controlar el comercio internacional en una "economía mundo" que podría entenderse como un embrión del fenómeno de la globalización. Francia, nación católica, se alineó con Suecia, país protestante, en contra de España y el Imperio de los Habsburgo. En resultado fue la paz de Westfalia en 1648 y la Paz de los Pirineos en 1658, en la que España no salió precisamente bien parada ya que perdió territorios en los Países Bajos. En el resto del siglo tendríamos que asistir aún a más conflictos en Ultramar entre las grandes potencias europeas que pugnaban por el control del comercio de esclavos, de tabaco, de ron o de café.