La gentrificación: el triunfo de la "no ciudad"

22.06.2019


   Juan A. Flores Romero

   Según los estudiosos Álvaro Ardura y Daniel Sorando, "la gentrificación es el cambio que se produce en la población de los usuarios de un territorio tal que los nuevos usuarios son de un estado socioeconómico superior al de los previos, los cuales son desplazados de sus barrios en ese proceso". Este mercado inmobiliario meramente especulativo hace que muchos barrios de ciudades turísticas queden en manos de un lucrativo negocio capaz de desplazar a la población que habitualmente estaba residiendo en esas zonas. Inicialmente ocurre en los cascos históricos; hoy se amplia a barrios de la periferia y supone una inversión cada vez más potente.

   Uno se plantea si en realidad no se está perdiendo la esencia de la ciudad, que, en definitiva, son sus propios habitantes y las actividades cotidianas que realizan. Cuando uno visita París, Roma o Barcelona y se encuentra inmerso en este proceso de gentrificación, puede preguntarse si, en realidad, no asistimos a una transformación profunda de las urbes que las están convirtiendo en puro negocio, en un oscuro entramado para sacar dinero a turistas deseosos de fotografiar cada espacio reconocido en los catálogos de las agencias turísticas. No son pocas las ciudades que ya parecen parques temáticos y que han perdido la esencia de lo que un día fueron. Starbucks, McDonalds, Zara,... son ejemplos de negocios que proliferan a la sombra de este nuevo modelo "aséptico y estandarizado" de ciudad que está anulando la identidad propia de cada lugar.

   Podríamos añadir que no han sido pocos los fondos de inversión que se han especializado en este tipo de compras. Un negocio inmobiliario muy rentable.

   El auge de plataformas como AirBnb ha traído parejo un neologismo: turismofobia, ya que son muchos los vecinos que sufren las consecuencias de una invasión de visitantes sin más pretensión que estar unos días en la ciudad, cambiando por completo la actividad de la misma e interfiriendo traumáticamente en su cotidianidad. El que quiera conocer a la ciudad y sus habitantes no lo va a conseguir con este tipo de experiencias turísticas. El que quiera vivir unos días agradables comprando en Zara y tomando un café en una conocida cadena de restauración, tendrá satisfechas sus necesidades pero no habrá conseguido conocer la auténtica vida de esa ciudad.

   Los autores anteriormente mencionados recogen en una publicación sobre turismo sostenible -publicado en la revista Alternativas Económicas- que ya se habla de una "gentrificación 4.0 que amenaza con generar espacios urbanos tematizados, desprovistos de las mínimas cualidades básicas para el residente estable: comercio y dotaciones de proximidad, precios accesibles para la vivienda e, incluso, unas condiciones mínimas para el descanso. La situación es especialmente grave en zonas turísticas, donde diferentes profesionales -desde enfermeros hasta controladores aéreos- tienen dificultades para alojarse cerca de su lugar de trabajo. Ante esta crisis urbana, se impone afrontar el problema y regularlo. Para ello, ciudades como Ámsterdam, Barcelona, Londres, Madrid y París han comenzado a trabajar en red para enfrentarse a estos desafíos globales. No obstante, en España es necesario corregir una anomalía en perspectiva europea: el ínfimo porcentaje de vivienda social en nuestras ciudades. Es necesario regular las SOCIMI y proteger a los inquilinos, pero es urgente añadir la vivienda a nuestro sistema de bienestar".

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