Miradas
Juan A. Flores Romero
Algunas miradas son un regalo de Dios,
otras son cáusticas, firmes,
desconfiadas, huidizas.
Las hay que te perdonan la vida,
que te invaden, que te exploran,
que hacen crepitar tus huesos;
miradas turbias y aladas,
unas que sorprenden y otras que extrañan,
que regalan, que odian,
que ponen barreras,
que te hieren por dentro y por fuera.
Miradas que se abren a la vida
y otras apagadas bajo el peso de la tierra.
La calle es una escuela de miradas
que pasean entre los largos silencios,
que acompañan al cuerpo
en un vaivén de esperanzas huidizas.
Ocultas en las aristas de la luz
permanecen las miradas
mientras la vida transcurre
mecida por los ruidos y los latidos sordos
de corazones empapados de luz
o disueltos en el ácido de la indiferencia.